Read El curioso incidente del perro a medianoche Online

Authors: Mark Haddon

Tags: #Drama, Infantil y juvenil, Intriga

El curioso incidente del perro a medianoche (21 page)

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e hice que algunos de los coeficientes fueran mayores, de manera que fueran difíciles de resolver.

Y entonces el tren empezó a reducir la velocidad y alguien vino y se quedó de pie cerca del estante y llamó a la puerta del lavabo, y era el policía y dijo:

—¿Christopher…? ¿Christopher…? —Y entonces abrió la puerta del lavabo y dijo—: Maldita sea.

Y estaba realmente cerca o sea que le vi el walkie-talkie y la porra en el cinturón y alcancé a oler su loción para después del afeitado, pero él no me vio a mí, y yo no dije nada porque no quería que me llevara con Padre.

Y entonces se fue otra vez, corriendo.

El tren se paró, y me pregunté si sería Londres, pero no me moví porque no quería que el policía me encontrara.

Y entonces vino una señora con un jersey de lana, con abejas y flores, y cogió la mochila del estante de encima de mi cabeza y dijo:

—Me has dado un susto de muerte.

Pero yo no dije nada. Y entonces ella dijo:

—Creo que alguien te está buscando ahí fuera en el andén.

Pero yo seguí sin decir nada.

Y ella dijo:

—Bueno, es asunto tuyo. —Y se fue.

Y entonces pasaron tres personas más y una de ellas era un hombre negro con un largo vestido blanco y puso un gran paquete en el estante encima de mi cabeza pero no me vio.

Y entonces el tren empezó a moverse otra vez.

199

La gente cree en Dios porque el mundo es muy complicado. Creen que es muy improbable que algo tan complicado como una ardilla voladora o el ojo humano o un cerebro llegue a existir por casualidad. Pero deberían pensar lógicamente, y si pensaran lógicamente, verían que sólo pueden hacerse esa pregunta porque eso ya ha sucedido y ellos existen. Hay billones de planetas en los que no hay vida, pero en esos planetas no hay nadie con cerebro para darse cuenta. Y es como si toda la gente en el mundo arrojara monedas al aire: a alguien acabaría por salirle cruz 5.698 veces seguidas y se creerían muy especiales. Pero no lo serían, porque habría millones de personas a quienes no les saldría cruz 5.698 veces.

En la Tierra hay vida por culpa de un accidente, pero un tipo de accidente muy especial. Y para que ese accidente ocurra de esa manera especial, tienen que darse 3 Condiciones. Y éstas son

  1. Las cosas tienen que hacer copias de sí mismas (esto se llama
    Duplicación
    ).
  2. Tienen que cometer pequeños errores al hacer eso (esto se llama
    Mutación
    ).
  3. Esos errores tienen que ser los mismos en sus copias (esto se llama
    Herencia
    ).

Y estas condiciones son muy raras, pero son posibles y causan la vida. Y eso simplemente ocurre. Y el resultado final no tiene por qué ser necesariamente rinocerontes y seres humanos y ballenas. Puede ser cualquier cosa.

Por ejemplo, algunas personas dicen ¿cómo puede un ojo llegar a existir por accidente? Porque un ojo tiene que haber evolucionado desde algo muy parecido a un ojo, y no existir sólo a causa de un error genético, y ¿qué utilidad tendría medio ojo? Pero resulta que medio ojo es muy útil porque medio ojo significa que un animal puede ver a medio animal que quiere comérselo y quitarse de en medio, y éste acabará comiéndose al animal que sólo tenga un tercio de un ojo o un 49% de un ojo en lugar de a él, porque se ha quitado de en medio lo bastante rápido, y el animal al que se coman no tendrá bebés porque estará muerto. Y un 1% de ojo es mejor que ningún ojo.

Y la gente que cree en Dios piensa que Dios ha puesto seres humanos en la Tierra porque piensa que los seres humanos son el mejor animal, pero los seres humanos sólo son un animal y evolucionarán hasta ser otro animal, y ese animal será más listo y meterá a los seres humanos en un zoo, como nosotros metemos a los chimpancés y a los gorilas en el zoo. O los seres humanos cogerán todos una enfermedad y se extinguirán o producirán demasiada contaminación y se matarán a ellos mismos, y entonces sólo habrá insectos en el mundo y ellos serán el mejor animal.

211

Entonces me pregunté si debería haberme bajado del tren ya que éste acababa de parar en Londres, y tuve miedo porque si el tren iba a algún otro sitio sería un sitio donde yo no conocería a nadie.

Y entonces alguien fue al lavabo y entonces volvió a salir, pero no me vio. Y pude oler su caca, y era diferente del olor de la caca que yo había olido en el lavabo cuando había ido.

Y entonces el tren volvió a pararse, y pensé en bajarme del estante, ir a buscar mi mochila y bajarme del tren. Pero no quería que me encontrara el policía y me llevara con Padre, así que me quedé en el estante y no me moví, y esta vez nadie me vio.

Y entonces me acordé de que había un mapa en la pared de una de las clases en el colegio, un mapa de Inglaterra y Escocia y Gales, que mostraba dónde estaban todas las ciudades, y me lo imaginé con Swindon y Londres, y en mi cabeza se veía así

Había estado mirando el reloj desde que el tren había salido a las 12.59, y la primera parada había sido a las 13.16, 17 minutos más tarde. Ahora eran las 13.39, que eran 23 minutos después de la parada, lo que significaba que estaríamos en el mar si el tren no había trazado una gran curva. Pero yo no sabía si eso era lo que había hecho el tren.

Y entonces hubo 4 paradas más y entraron personas y se llevaron maletas de los estantes y 2 personas pusieron maletas en los estantes, pero nadie movió la maleta grande que estaba delante de mí y sólo una persona me vio, un hombre de traje, y dijo: «Joder, mira que eres raro, tío». Y 6 personas fueron al lavabo pero no hicieron cacas que yo pudiese oler, lo cual estuvo bien.

Y entonces el tren se paró, y una señora con un abrigo impermeable amarillo vino y cogió la maleta grande y dijo:

—¿La has tocado?

Y yo dije:

—Sí.

Y entonces se marchó.

Y entonces un hombre se paró delante del estante y dijo:

—Ven a ver esto, Barry. Aquí hay un elfo de los trenes.

Y vino otro hombre y se colocó a su lado y dijo:

—Bueno, es que los dos hemos bebido.

Y el primer hombre dijo:

—Quizá deberíamos darle de comer, como a las cabras.

Y el segundo hombre dijo:

—Tú si que estás como una cabra, joder.

Y el primero dijo:

—Vamos, déjalo ya, gilipollas. Necesito más cervezas antes de que se me pase la borrachera.

Y entonces se marcharon.

El tren se quedó realmente en silencio y no volvió a moverse y no oí a nadie. Así que decidí bajarme del estante, ir a buscar mi mochila y ver si el policía aún estaba sentado en su asiento.

Así que me bajé del estante y miré por la puerta, pero el policía no estaba allí. Y mi mochila también había desaparecido, con la comida de Toby y mis libros de mates y mis pantalones y mi chaleco y mi camisa y el zumo de naranja y la leche y las natillas y las judías cocidas.

Entonces oí el ruido de pasos y me volví y era otro policía, no el que estaba antes en el tren, y lo vi a través de la puerta, en el siguiente vagón, y estaba mirando debajo de los asientos. Y decidí que ya no me gustaban tanto los policías, así que me bajé del tren.

Y cuando vi cómo era de grande la sala en la que estaba el tren y oí lo ruidosa y resonante que era, tuve que arrodillarme en el suelo porque pensé que me caía. Y cuando estaba arrodillado en el suelo decidí hacia dónde caminaría, y decidí que caminaría en la dirección en la que venía el tren al llegar a la estación, porque si ésa era la última parada, entonces Londres debía estar en esa dirección.

Así que me levanté e imaginé que había una gran línea roja en el suelo que corría paralela al tren hacia la salida que había en el otro extremo y caminé por ella diciendo:

—Izquierda, derecha, izquierda, derecha… —otra vez, como antes.

Y cuando llegué a la salida un hombre me dijo:

—Creo que alguien te anda buscando, hijo.

Y yo dije:

—¿Quién me anda buscando? —porque pensé que podía ser Madre y que el policía de Swindon la había llamado con el número de teléfono que yo le había dicho.

Pero el hombre dijo:

—Un policía.

Y yo dije:

—Ya lo sé.

Y él dijo:

—Ah, ya veo. —Y entonces dijo—: Espera aquí, entonces, y yo iré a decírselo. —Y se alejó caminando junto al tren.

Así que seguí caminando. Y aún sentía como si tuviera un globo dentro de mi pecho, y me dolía y me tapé las orejas con las manos y fui a apoyarme contra la pared de una pequeña tienda que decía
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en medio de la gran habitación, y entonces me quité las manos de las orejas y gemí para tapar el ruido y miré alrededor de la gran habitación a todos los letreros para ver si eso era Londres. Y los letreros decían

Pero al cabo de unos segundos eran así:

porque había demasiados y mi cerebro no estaba funcionando correctamente y eso me daba miedo, así que cerré los ojos otra vez y conté lentamente hasta 50 pero sin elevar los números al cubo. Y me quedé allí de pie y abrí mi navaja del Ejército Suizo en el bolsillo para sentirme a salvo y la sujeté con fuerza.

Y entonces hice con los dedos de la mano un pequeño tubo y miré a través del tubo de forma que sólo veía los letreros de uno en uno, y al cabo de mucho rato vi un letrero que decía
Información
y estaba encima de una ventanilla, en una tienda pequeña.

Un hombre se acercó a mí, llevaba una chaqueta azul y unos pantalones azules y unos zapatos marrones, y tenía un libro en la mano y dijo:

—Pareces perdido.

Así que saqué mi navaja del Ejército Suizo.

Y él dijo:

—Eh. Eh. Eh. Eh.

Y levantó las dos manos con los dedos extendidos en abanico, como si quisiera que yo extendiera mis dedos en abanico y le tocara sus dedos porque quisiera decirme que me quería, pero lo hizo con las dos manos, no como Padre y Madre, y yo no sabía quién era.

Y entonces se alejó caminando para atrás.

Así que fui a la tienda que decía
Información
y sentía el corazón latiéndome muy fuerte y oía un ruido como el del mar. Y cuando llegué a la ventana dije:

—¿Esto es Londres? —pero no había nadie detrás de la ventana.

Entonces alguien se sentó detrás de la ventana, era una señora y era negra y tenía las uñas largas pintadas de rosa, y yo dije:

—¿Esto es Londres?

Y ella dijo:

—Desde luego que lo es, cariño.

—¿Esto es Londres? —dije.

Y ella dijo:

—Pues sí.

Y yo dije:

—¿Cómo voy al 451c de Chapter Road, Londres NW2 5NG?

Y ella dijo:

—¿Dónde está eso?

Y yo dije:

—Es 451c Chapter Road, Londres NW2 5NG. A veces se escribe 451c Chapter Road, Willesden, Londres NW2 5NG.

Y la señora me dijo:

—Ve en metro hasta Willesden Junction, cariño. O hasta Willesden Green. Tiene que quedar por allí cerca.

—¿Qué quiere decir, en metro? —dije yo.

Y ella dijo:

—¿Me tomas el pelo?

Y yo no dije nada. Y ella dijo:

—Por allí. ¿Ves esa escalera mecánica? ¿Ves el letrero? Dice Metro. Coge la línea de Bakerloo hasta Willesden Junction o la Jubilee hasta Willesden Green. ¿Estás bien, cariño?

Y miré donde ella señalaba y había una gran escalera que entraba en el suelo y un gran letrero así

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