Mi vida en la formula uno (26 page)

En la carrera Alain hizo lo que tenía que hacer y la ganó. Niki logró la puesta a punto perfecta en su auto y dio la vuelta más rápida durante el calentamiento en la mañana. También había mandado un avión a que recogiera a Marlene, su esposa (esa fue la única vez que la vimos en una carrera). Él ya tenía cinco relojes TAG-Heuer, regalo para sus mecánicos e ingenieros, así que parecía tener todo en orden, pero iba en undécimo lugar en la primera vuelta.

Empezó a esculpir su camino hacia la punta, pero cuando llegó al tercer lugar, atrás de Mansell, necesitaba recuperar medio minuto, cuando quedaba media carrera, sólo para alcanzarlo. Perecía que no sería posible y Alain iba a ser el campeón. Cuando faltaban 19 vueltas, Mansell trompeó y se detuvo sin frenos, ¡y Lauda se puso en segundo! Escuchar el recuento de esas 19 vueltas en Technicolor completo, versión Niki, ¡fue toda una experiencia! Me dijo:

Cuando llegué al tercer lugar atrás de Mansell, después de tener problemas con algunos rezagados y tras haber usado algo de presión extra del turbo para rebasar a De Angelis, Johansson, Alboreto y otros, no pensé que fuera posible alcanzarlo y no quería arriesgar el motor en caso de que Mansell tuviera problemas. De repente vi tu pizarra, ¡Mansell fuera! No, no lo leí bien, la siguiente vuelta me voy a fijar mejor. ¿Vi un auto negro parado en el circuito? ¿Será el de De Angelis? No vi la pizarra esa vuelta, casi me salgo del circuito cuando traté de ver cuál era el auto negro estacionado. La siguiente vuelta me fijé en la pizarra que tenía un P2 grande. ¡Guau! ¿Será verdad? No lo podía creer, vi el auto Lotus estacionado y, sí, era Mansell y de ahí en adelante esas fueron las 16 o 17 vueltas más largas de mi vida. Yo oía unos ruidos raros que venían de la parte de atrás, el pedal de freno tenía más recorrido…, ay no, ¡maldición! ¡Esto se va a parar! Yo era un desastre total, todo me temblaba por dentro, el auto nunca perdió el ritmo, estaba segundo y Campeón del Mundo.

Alain había perdido por el margen más pequeño, sólo medio punto. Siempre pensé que estaba mal, debería existir más relación con las carreras ganadas que con los puntos; Alain ganó siete y Niki cinco, con Alain a la cabeza todo el tiempo. Tal vez hubiera sido mejor comercialmente para el equipo si Alain hubiera ganado, ya que así hubiéramos tenido a dos campeones mundiales en el equipo para la temporada siguiente, pero aun así Alain era más joven y tenía más tiempo por delante. Siempre pensé que Ron prefería que Niki ganara, pero esto pudo haber sido porque el contrato de Alain estaba ligado a su desempeño, por lo tanto, ¡le hubiera costado mucho más dinero!

La fiesta empezó en el momento de caer la bandera. La casa móvil de Marlboro era un completo desastre. Champaña, agua, vino, crema, lo que se te ocurra, estaba embarrado por todos lados. Incluso fuimos testigos de una pelea de mujeres como espectáculo de la tarde entre Sarah, la esposa de James Hunt, y unas invitadas de Marlboro. Sarah era toda una fiestera; me acuerdo que James dijo: "¡Por fin me encontré a una mujer a la que le gusta el sexo más que a mí! Me tenía que casar con ella". De la casa móvil en el circuito nos fuimos al restaurante Biera Mar, en Cascais, para una cena del equipo, la cual terminó en la discoteca Penny Lane hasta las nueve de la mañana del día siguiente. Recuerdo haber cantado la canción de Stevie Wonder,
I just called to say I love you,
con Alain, Elio de Angelis y la princesa Estefanía de Mónaco, quien fue una de nuestras invitadas.

¡Qué gran sensación! Para un año en el que se rompió el récord, la cruda valió cada minuto. Entonces llegaron todas las celebraciones de los patrocinadores con una gran fiesta de Navidad en un club nocturno de París, a donde llevaron a todo el
staff
de McLaren con sus parejas para un maravilloso fin de semana.

Siempre es bueno terminar la temporada como el equipo a vencer ya que te mantiene contento todo el invierno. Niki Lauda firmó otra vez con nosotros para 1985, a pesar del hecho de que Ron realmente lo fregó con su compensación. Era importante para Niki correr después de haber ganado el título, tanto en el aspecto comercial como en el personal. Alain también estaba contento de que Niki se quedara y todo el equipo y los patrocinadores, obviamente, esperaban con ansias otro buen año.

Con el paso de los años, la Fórmula Uno se empezó a convertir en un medio muy reconocido a nivel mundial para anunciarse, gracias a los esfuerzos de Bernie Ecclestone. Ganar el campeonato le facilitó la vida a nuestro departamento de mercadotecnia, a cargo de Ekrem Sami, y no pudimos haber tenido a un mejor hombre para ese trabajo. Era tan bueno como Ron, pero iba mejorando y siempre fue un gran placer trabajar con él en diferentes proyectos. Me complacía poder ayudarlo, en especial en Italia con mis contactos y el idioma. En ese tiempo pensamos en acercarnos a mis viejos amigos de Segafredo, una de las compañías cafetaleras más grandes de Italia, de quienes obtuve apoyo hace mucho tiempo atrás y con quienes siempre mantuve buena relación, especialmente con el jefe y dueño, Massimo Zanetti.

Sin embargo, Philip Morris Inc., los dueños de la marca Marlboro, no creían apropiado tener Segafredo en un auto cuando, ¡ellos eran los dueños del café Maxwell House! Ekrem hizo una labor maravillosa al convencerlos de lo contrario y casi logramos tener a Segafredo con nosotros cuando decidimos que si la montaña no iba a Mahoma, Mahoma tenía que ir a la montaña; en un horrible día lluvioso, frío y nebuloso, rentamos un avión con Ron y volamos a Mestre, en Italia, para reunirnos con Massimo. El avión no pudo aterrizar cerca de Mestre debido a la neblina y tuvo que ir a Milán, donde rentamos un auto. Ron dijo: "Yo manejo y tú navegas porque tú hablas el idioma", y sin importar la cantidad de veces que le dije que no era Niki Lauda, siguió asustándome ya que la neblina estaba muy cerrada. Después de un rato tuvimos que buscar un teléfono público para llamar a Massimo, ¡y avisarle que se nos había hecho tarde! ¡Lo que hubiéramos dado por un celular! ¿Cómo nos las arreglábamos entonces sin celulares?

Tuvimos una gran junta con Massimo, a pesar de que él no hablaba ni una palabra de inglés. Ron le regaló el casco de Alain y volamos de regreso de Italia en esa miserable noche nebulosa de invierno con un contrato de dos millones de dólares en las manos. Ron se fue de la lengua, algo muy raro en él, mientras nos tomábamos una copa de champaña y me dijo: "¿Sabes qué, Jo? Deberíamos tener a un cuate en mercadotecnia que tenga contactos y hable tres o cuatro idiomas, tan sólo eso valdría unos 30 o 40 mil al año…". No pude evitar reírme y le dije: "Sí, claro Ron, voy a hablar con Bob" (nuestro director financiero).

Tantas veces sentí que me pagaban mucho menos de lo que merecía. Empecé a ganar buen dinero hasta principios de los noventa. Pero la verdad es que amaba tanto mi trabajo que lo hubiera hecho sin que me pagaran.

El año de 1985 estuvo lleno de altibajos pero lo bueno es que los altos fueron muchos más que los bajos. Alain Prost ganó en Río, Ayrton Senna ganó su primer Gran Premio con Lotus bajo una lluvia torrencial en Estoril, lo cual confirmó su virtuosismo en la lluvia durante una carrera que se debió haber detenido. Alain ganó en Imola, sólo para que después descalificaran a su MP4/2B, tras las celebraciones del podio, porque pesaba casi dos kilos menos del límite mínimo.

Yo estaba completamente destrozado, sentí que le habíamos robado su victoria. Pero Alain lo tomó muy bien, dijo que había ganado muchas carreras con el peso justo en el límite y había perdido ésta por haber estado por debajo, y que así eran las carreras. Sigo agradecido, aunque le dije que si perdía el campeonato de ese año por nueve puntos yo no sería capaz de volver a verlo a los ojos.

El lunes en la mañana tenía a Peter Warr, del equipo Lotus, en el teléfono reclamando sus trofeos, ya que Elio de Angelis era ahora el ganador. Le hablé primero a Elio para preguntarle cuál de los dos trofeos quería y le mandé la bandeja de plata y a Lotus la copa.

Ganamos la siguiente carrera en Mónaco, otra vez con Alain, y cuando pesaron los autos después de la carrera el McLaren pesaba, ¡800 gramos sobre el límite, después de pesarlo varias veces! Recuerdo haberme quejado amargamente con Tim Wright, el ingeniero de Prost, diciendo que si seguíamos así, ¡yo iba a envejecer antes de tiempo! Pero ésta siempre había sido la manera McLaren de hacer las cosas: nunca romper las reglas, siempre estar en el límite de lo que las reglamentaciones te permitían y creo que ha comprobado ser la manera de ganar.

Alain quedó en tercer lugar en Montreal, tuvo un DNF en Detroit, y quedó de nuevo tercero en Paul Ricard, antes de su siguiente victoria en Silverstone. Tuvo otro segundo lugar en Nürburgring antes de llegar a Osterreichring para la carrera local de Niki. Hasta este punto, Alain había marcado 41 puntos y Niki cinco.

Niki sentía que su motivación no era la misma y que estaba batallando más que antes para andar detrás de Alain. Él tenía tres campeonatos mundiales y no necesitaba probar nada más, ni tenía que arriesgar su vida ahora que Lauda Air estaba ‘despegando’. Había decidido retirarse al concluir el año y él y Ron acordaron que lo tenía que anunciar en el Gran Premio de Austria, la carrera en casa de Niki, una vez que Ron hubiera contratado a Keke Rosberg para 1986.

Lauda convocó a todos los periodistas a una rueda de prensa y cuando empezó a decirle al mundo algo que ya muchos esperaban escuchar, Ron Dennis tomó el micrófono e hizo lo que sólo podría llamarse el discurso más torpe en el que ni siquiera mencionó a Niki y sólo elogió a John Barnard por el diseño del MP4. La situación fue tan ridícula que todos se volteaban a ver incrédulos: era el día de Niki, la conferencia de prensa de Niki y, sin embargo, Ron simplemente lo ignoró. Niki estaba completa y visiblemente lívido y nunca le perdonó a Ron esa intervención tan fuera de lugar.

Fue uno de esos discursos típicos de Ron, llamados ‘Ron-Talk’ en burla, en los cuales escogía las palabras más rebuscadas e inapropiadas que incluso los más pedantes de la lengua inglesa rara vez utilizaban, en un intento desesperado por esconder su humilde origen, y la lengua inglesa es la que más se presta para este tipo de palabrería.

En su libro Niki no fue muy amable con Ron por esto y por haberse metido con su salario el año en el que supuestamente estaba defendiendo su campeonato. Sin embargo, Niki debió haber aprendido, como todos los que trabajamos con Ron, que sus defectos a veces son tan sorprendentes como sus fortalezas.

Estoy seguro de que en cierta forma todos íbamos a extrañar a Niki, pero en realidad nunca fui parte de su club de fanáticos. Era un piloto excelente, pero yo no lo pondría en la misma categoría que a Alain Prost. Tal vez lo estuvo al principio, pero en la cima de su carrera con Ferrari decidió retirarse del Gran Premio de Japón en 1976 por las condiciones tan peligrosas de la pista, cuando tenía casi ganado el Campeonato Mundial. Sólo necesitaba acabar adelante de James Hunt, pero decidió renunciar y perdió el campeonato. En ese momento se olvidó de las 70 personas de Ferrari que estuvieron ahí apoyándolo, de los miles de trabajadores de Ferrari en Módena que lo habían ayudado a llegar ahí, de las cientos de miles de personas en la industria italiana que habían contribuido en el éxito de Ferrari y de los millones de aficionados de Ferrari en todo el mundo. Para mí, su egoísmo era totalmente inaceptable y nunca pude entender su decisión. Si yo hubiera estado en su equipo nunca lo hubiera perdonado. Mario Andretti, quien al final ganó la atroz carrera, dijo con disgusto: "¡Por el Campeonato Mundial yo hubiera manejado hasta el Monte Fuji!".

En 1979, a la mitad de la práctica del viernes en el Gran Premio de Canadá, Niki decidió que ya había tenido suficiente de "dar vueltas y vueltas en círculo" y se retiró del deporte, algo que Bernie Ecclestone, su jefe en ese momento, no tomó muy bien, ni el equipo Brabham a quienes no les había advertido. Si alguien hubiera entendido eso, hubieran quedado completamente sorprendidos por el hecho de que, en 1982, Ron Dennis lo tentó para que regresara. Es triste que gran parte de su fama viniera de su horrible choque en Nürburgring, en 1976, del que le quedaron cicatrices de por vida y regresó a la cabina sólo unas semanas más tarde.

Curiosamente, la siguiente prueba después de anunciar su retiro, Niki Lauda hizo su mejor carrera en un McLaren, en Zandvoort, en una competencia en la que Niki y Alain manejaron llanta con llanta y terminaron en primero y segundo con dos segundos de diferencia. Niki dijo: "No que Alain necesite ayuda para ganar el campeonato, pero si lo necesita yo lo ayudo, pero todavía no, quedan cinco carreras más".

Lauda chocó en Spa en Bélgica, cuando el acelerador se quedó trabado, y tuvo un esguince en la muñeca; como resultado perdió esa carrera y el Gran Premio de Europa en Brands Hatch. Al estar en Inglaterra, Ron llamó a John Watson como reemplazo, pero el pobre John, con dos años sin correr, estaba fuera de su medio. En las pruebas era tres segundos más lento que Alain y, como el tiempo se nos estaba acabando, no podíamos conseguir otro piloto. Le dimos a John otra sesión de pruebas para mejorar, pero sólo pudo calificar en la decimoprimera fila en la parrilla. Conforme fue progresando la carrera, él también lo hizo, pero terminó justo fuera de los puntos.

Para el alivio de todos en el equipo, Alain Prost ganó el Campeonato Mundial y el Gran Premio europeo, en Brands Hatch, al terminar en cuarto en la misma carrera en la que Nigel Mansell tuvo su primera victoria en la Fórmula Uno, sobre un Williams-Honda, y Senna terminó en segundo.

Poco tiempo después, Niki Lauda escribió su libro
To hell and back,
que resulta ser una muy buena lectura. No pude dejarlo hasta terminarlo y, por alguna razón, me habría gustado que Niki escribiera el libro antes de manejar para nosotros y así lo hubiera podido conocer mejor. De todos los pilotos con los que me he asociado en mi vida, tal vez Niki fue del que menos cerca estuve, pero así era él. Era un individuo muy reservado y pragmático a quien en realidad nadie era cercano; no obstante, una personalidad fascinante y ahora que sé qué lo mueve tal vez soy más cercano a él. Él fue el primero en llegar a mi fiesta de despedida y me dijo: "No puedo creer que renuncies, así que debía venir".

Después de haber ganado el título en Brands Hatch, nuestra suerte cambió y no hicimos mucho en las dos carreras que faltaban. Lo único que se grabó en mi memoria fue esa fascinante vuelta de Ayrton Senna para quedarse con la Posición de Privilegio en Adelaide. Fue más de medio segundo más rápido que el siguiente clasificado, Nigel Mansell. Yo nunca he visto una vuelta así, parecía que el auto nunca tuvo contacto con el suelo. Controlaba un auto de Fórmula Uno como si fuera un go-kart y tuve que ir a los fosos de Lotus para agradecerle el placer que nos había proporcionado a los espectadores. Él estaba muy contento con su vuelta y dijo: "Creo que sí fue algo especial, ¡pasó tan rápido que la verdad es que no me acuerdo de mucho!". Niki, quien había arrancado en decimosexto lugar, estuvo adelante brevemente, pero la posibilidad de que ganara su última carrera se esfumó junto con sus frenos, lo cual lo mandó contra el muro de concreto y fuera de la carrera.

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