Mi vida en la formula uno (34 page)

Todo el problema afectó a Ayrton mucho más de lo que estaba dispuesto a aceptar. Cuando llegamos a la primera carrera en Phoenix, para el Gran Premio de Estados Unidos, todo mundo quería que hablara del asunto, pero él solamente deseaba que lo dejaran solo y continuar con su trabajo. Tuvo todo tipo de problemas en la práctica y sólo alcanzó el quinto lugar. El nuevo chico, Gerhard Berger, colocó su MP4/ 5B en la Posición de Privilegio y era el muchacho más feliz en Arizona. Todos estábamos muy contentos por él, ya que comenzaba un periodo muy difícil de su carrera y la PP era justo lo que necesitaba para darle un empujón, aunque fuera durante poco tiempo. Además, era imposible que Gerhard no te agradara: era un hombre con mucho sentido del humor, muy abierto, siempre listo para reírse y muy honesto. Al ser tan alto, se sentía muy incómodo en nuestro auto, ¡era todo piernas con un cuerpo muy pequeño! Desafortunadamente, no se quejó lo suficiente durante las pruebas y cuando comenzó a correr se dio cuenta de que perdía tiempo porque la cabina era muy pequeña y, como resultado, sufrió un pequeño accidente en Phoenix.

Ayrton ganó una bonita batalla con el Tyrrell de Jean Alesi, al rebasarse mutuamente una y otra vez en el transcurso de la carrera. De hecho, esta carrera terminó por ser de gran ayuda para el futuro de Alesi, ya que los equipos principales comenzaron a verlo con interés.

El Gran Premio brasileño regresó a Sao Paulo, en 1990, con la reducción del circuito Interlagos de 7.96 a 4.35 kilómetros. Los dos pilotos de McLaren se encontraban en primera fila y Senna era el claro favorito para ganar en su tierra natal donde muchos fanáticos portaban camisetas que decían: "Que se joda Balestre". Con Ayrton estaba su nueva novia, Xuxa, una rubia hermosa, quien había sido promovida por Pelé para ser la mujer más famosa de Brasil. Xuxa tenía un programa diario para niños, además de una cadena de tiendas de ropa que llevaba su nombre. Debo admitir que me encantaba ver su programa de televisión. Estaba tan llena de vida, carisma y atractivo sexual, que pese a ser un programa para niños no podías cambiar de canal o dejar de verla. Así que cuando Ayrton me dijo que la iba a llevar al circuito estaba ansioso por conocerla, pero preocupado por la agitación que habría al saber que el hombre y la mujer más populares de Brasil estaban en nuestros fosos.

Debo decir que fue una gran desilusión; toda esa personalidad y carisma que mostraba detrás de cámaras parecía no existir en persona. Su intención era demasiado obvia: estaban uno encima del otro, casi como si quisieran llamar la atención. Ella también fue a Mónaco y me cruzó por la mente que tal vez sólo era un truco publicitario para aumentar el potencial de negocios de ambos en Brasil. Cualquier cosa que fuera, no duró mucho tiempo.

La carrera, según todas las reglas, debería haber sido la primera victoria brasileña de Ayrton, después de seis intentos en Río, pero no fue así. Otra vez volvió a ser víctima de su propia impaciencia. A la cabeza, con 13 segundos de ventaja sobre el Ferrari de Prost, se tropezó solo al intentar sacarle una vuelta de ventaja a Satoru Nakajima. Para ser justos con Satoru, su antiguo compañero de equipo, éste se hizo a un lado con su Tyrrell para dejar que pasara, pero al hacerlo se trompeó contra el McLaren. La parte delantera del McLaren fue la que terminó más dañada; Ayrton se lanzó como poseído a los fosos, pero sólo alcanzó el tercer lugar detrás de Gerhard, con Alain Prost haciendo más grande su herida al ganar la carrera local de Ayrton por sexta vez.

Después de la carrera Ayrton no iba a ceder y asumir responsabilidad alguna por el accidente, insistiendo que era la forma en que él manejaba y cuando decidía rebasar a alguien se comprometía al 100 por ciento. Si la gente pensaba que tomaba demasiados riesgos, entonces dijo que tal vez su límite era un poco más alto que el promedio. Gerhard quizá pudo haber ganado la carrera, pero tuvo que bajar la velocidad al no poder frenar lo suficientemente fuerte debido al dolor que sentía en su pie derecho, otro problema causado por las estrechas condiciones de manejo, lo cual fue corregido, finalmente, en las siguientes dos carreras.

De regreso en Europa, en Imola, Ayrton lideró desde el inicio, pero misteriosamente se le rompió una rueda, por lo que se quedó parado en el circuito para observar el resto de la carrera, regalando sus guantes al público y firmando autógrafos. Los italianos tenían ahora a Prost, pero a quien querían en realidad era a Senna, lo veneraban totalmente y es insoportable pensar ¡qué hubiera sucedido si Ayrton hubiera vivido lo suficiente para manejar para Ferrari! La Sennamanía hubiera superado cualquier cosa que hubiera visto antes la Fórmula Uno y, definitivamente, estaba en los planes futuros ya que no cabía duda de que Ayrton a la larga manejaría para Ferrari.

A finales de ese año, Ayrton recibió una invitación a la fiesta anual de la popular revista
AutoSprint
y el Campeón Mundial les pidió que donaran 20,000 dólares a una obra de caridad para niños en Brasil. A
AutoSprint
le sorprendió el hecho ya que ningún otro campeón les había pedido tanto dinero antes, pero tenían que tenerlo ahí. Se me pidió que lo acompañara y sólo puedo decir que nunca antes había presenciado tal demostración masiva por parte de los fanáticos, tan amistosa como aterradora. Pese a los fuertes arreglos de seguridad, todo mundo quería mirar de cerca a su ídolo.

Otra vez, como si corriera una clase propia, en Montecarlo, Senna ganó como si no hubiera otros pilotos alrededor; Jean Alesi terminó en segundo y Gerhard en tercero, ahora en un auto de carreras más cómodo. En Canadá, carrera pasada por agua, Gerhard fue líder durante todo el camino, pero se enfermó cuando supo que sufrió una penalización de un minuto por robarse la salida, lo que le dio el cuarto lugar en la meta. Ayrton fue el mejor del resto y ganó. Gerhard no sabía si estaba más enojado por su error o más contento por el agradecimiento que recibió por parte de Ayrton, que fue el único premio obtenido por su esfuerzo.

El Gran Premio mexicano en 1990 era el número 100 para Ayrton y, por lo mismo, le pedí a mi hermana Ana Elena que le preparara un pastel para celebrar la ocasión. ¡Ayrton cortó la mitad del pastel y cuando volteé esa mitad terminó en mi cabeza! Fue una ocasión muy especial, en la que Ayrton mostró estar convirtiéndose en una persona mucho más relajada, tal vez por la influencia de Gerhard en el equipo, ya que se estaban volviendo muy buenos amigos. Por muy rápido que fuera Gerhard como piloto, nunca fue realmente una amenaza para Ayrton. En las propias palabras de Gerhard: "Él me enseñó a conducir y yo le enseñé a reír".

En la carrera, Gerhard se llevó la Posición de Privilegio, pero Senna se mantuvo al frente de la vuelta 3 a la 60, hasta que se le reventó un neumático trasero y lo sacó de la carrera. Su furia aumentó cuando el Ferrari de su archienemigo Prost ganó la carrera, ¡desde el decimotercer lugar! Y como si eso no fuera suficiente, Alain ganó las siguientes dos carreras, en Francia y Gran Bretaña, y lo superó en el campeonato por dos puntos.

En Alemania, Ayrton había ganado los dos últimos años en el Hockenheimring y ahora completó la tercia, pero desafortunadamente no pudo celebrarlo. Armando Botelho, su amigo de toda la vida, representante y figura paterna, había muerto la noche anterior en Sao Paulo, víctima del cáncer. Ayrton estaba inconsolable, llorando en el hombro de su hermana Viviana y se fue del circuito temprano en un día en el que había vivido tanto éxito como pena. Armando era la persona más decente, centrada e inteligente que se pueda imaginar; era una gran influencia en la vida y negocios de Ayrton y siempre fue bienvenido en las carreras, ya que Ayrton era mucho mejor persona cuando él estaba cerca, más humano y razonable. Ésta fue una pérdida que lo afectó durante mucho tiempo. Su padre, Milton, también era una buena persona para tener cerca, pero siempre se mantenía fuera de alcance ya que prefería ir a comer pasta en la casa rodante de Minardi, a comer en McLaren, sin importar cuántas veces le dijera yo que era un hombre de McLaren y que era más que bienvenido en nuestra casa.

Senna ganó el Gran Premio belga, que tuvo tres arrancadas, batiendo de manera limpia y justa al Ferrari de Prost —justo como el año anterior pero con automóviles diferentes—, y amó esa victoria al sobrevivir las tres largadas. Berger ocupó el tercer lugar en el podio. Sucedió lo mismo en Monza, Italia: Senna, luego Prost con Berger en tercer lugar. Una victoria en Italia siempre es maravillosa, sobre todo cuando el segundo lugar pertenece a un Ferrari. Ayrton estaba encantado tanto con la victoria como con el hecho de haber sacado una ventaja de 16 puntos sobre Prost en el campeonato.

Después de la conferencia de prensa y antes de que todos abandonaran la sala, el periodista italiano Carlo Marincovich gritó: "Ahora estamos en el país del amor, ¿por qué no se dan la mano ustedes dos?". Hubo un momento muy tenso en el que todo mundo aguantó la respiración mientras ellos sólo se miraban mutuamente. Alain fue el primero en romper el silencio al decir que al inicio de la temporada de carreras le había ofrecido su mano a Ayrton, pero que éste se la había dejado en el aire. Ayrton contraatacó al decir que no sintió que hubiera sido un gesto sincero, pero después de algunas palabras de ambos, mientras recordaban sus experiencias pasadas y tomando en cuenta su pasión mutua por el deporte, se dieron la mano y unas palmaditas en la espalda, ante los aplausos de los presentes. Sin embargo, unas semanas después, en Japón, se probó que faltaba mucho para que la batalla terminara.

Teníamos que probar un nuevo piso del auto para la siguiente carrera y queríamos que Ayrton lo hiciera, pero nunca fue fácil que aceptara ir a hacer una prueba. Primero teníamos que pasar por el procedimiento normal de decir qué queríamos probar y por qué y él contestaba: "¿Por qué no lo puede hacer el piloto de prueba, por qué me necesitan? No quiero ir y manejar y manejar para revisar los componentes, si tienen algo que valga la pena probar iré, de otra forma Jonathan (Palmer) puede hacerlo".

Lo convencimos de ir a Hungría donde trabajaba el equipo de pruebas y terminamos el piso del auto en el último minuto. ¡Me apresuré a ir a Heathrow con el mismo como mi equipaje de mano! El personal de British Airways me vio llegar y dijo: "Debe estar bromeando, no estará pensando que puede subir esa cosa a nuestro avión". El piso, hecho de fibra de carbono, aunque tenía un espesor de pocas pulgadas, era del largo y ancho del Fórmula Uno, así que era un paquete bastante impresionante. Se negaron a llevarlo con el argumento de que no entraría por la puerta de la bodega de la aeronave.

Al estar familiarizado con todas las puertas y bodegas de equipaje de las diversas aeronaves utilizadas en Europa, de las cuales tenía una lista completa en la oficina, les dije que sí entraría y les di las medidas del piso y de las puertas. Le rogué al personal de la aerolínea que me diera el beneficio de la duda y me dejaran ir a la bahía de carga e intentarlo, algo que bajo ninguna circunstancia hubieran considerado hacer ya que está estrictamente prohibido para los pasajeros ir a la zona de embarque. Sin embargo, después de que, sin pena alguna, mencioné los nombres ‘McLaren’ y ‘Senna’, y cuando vieron mi ansiedad, junto con su propia curiosidad, aceptaron hacerlo. Para deleite de todos, el piso entró y, en pocos minutos, yo me encontraba rumbo a Budapest.

Empeorando las cosas para Ayrton, al estar en temporada turística alta en Budapest, no pudimos conseguirle una habitación en uno de los mejores hoteles. En realidad, Ayrton nunca se molestó mucho por los lujos y este hotel tenía un gimnasio por lo que estaba contento. Esa tarde le pedimos que diera algunas vueltas antes de que terminara el día para ver si le gustaba el engranado de la caja o si quería cambiar la puesta a punto base antes de que colocáramos el piso durante la noche, a fin de ahorrar algo de tiempo al día siguiente.

El final de un día de pruebas siempre me recordaba a nuestro jefe del equipo de pruebas, Indy Lall, y su gracioso comentario cada vez que alguien llegaba a preguntarle: "¿Cuál es un buen tiempo (de vuelta) aquí, Indy?". Él siempre contestaba: "¡Cinco y media!", que es la hora en que la bandera a cuadros cae al final del día, ¡y ellos podían comenzar el arduo trabajo nocturno de alistar el auto para el día siguiente! Hoy en día, con tantas restricciones de tiempo, los equipos de pruebas realmente tienen que trabajar duro todo el día para cumplir los plazos límite.

Bueno, Ayrton se subió al auto e hizo justamente eso, un par de vueltas, ¡y fue dos segundos más rápido que el tiempo que había hecho Palmer en dos días de prueba! Pobre Jonathan, yo nunca había visto a un hombre tan afligido. Se volteó y dijo en voz baja: "Creo que no me necesitan aquí mañana; si me apuro puedo alcanzar el vuelo de regreso a casa hoy en la noche".

Esto era algo que Ayrton siempre hacía, era parte de su filosofía para desmoralizar a la oposición, al intimidar a los otros pilotos cargándolos con un sentimiento de inferioridad, empezando por sus propios compañeros de equipo. Tenía que ser el más veloz todo el tiempo: en pruebas, prácticas o calificación. Una vez que su nombre estaba al tope de la lista, todo mundo sabía que la competencia comenzaba después de Senna. Hizo lo mismo cierta vez en Japón, cuando hacíamos pruebas con Emanuele Pirro; Honda invitó a Senna a presentar su nuevo automóvil deportivo a los medios, el Honda NSX y mientras él estaba ahí le pedimos simplemente que revisara el último desarrollo del motor del auto de Fórmula Uno. Sólo se subió al auto, dio un par de vueltas y anduvo un segundo más rápido que Pirro. Emanuele, uno de mis mejores amigos en las carreras, no estaba nada contento: "¡Carajo, ¿por qué tiene que hacer eso?, no había necesidad!".

Nunca consideré a Senna como un buen piloto de prueba, Prost era mucho mejor y, de hecho, lo utilizábamos más seguido que a él cuando estaba con nosotros en McLaren. Senna sólo seguía la pauta de Prost en la forma de poner a punto el auto. En las ocasiones en que sí hacía cambios, yo, por lo regular discutía y le decía que parecían ser cambios ridículos, pero él comentaba que podía sentir algo tan pequeño como la mitad de una libra de presión en uno de los neumáticos. Yo realmente lo dudaba, pero no importaba en lo absoluto considerando que, de todos modos, era tan malditamente rápido.

El Gran Premio portugués de 1990 fue muy raro. Para cuando llegó la etapa de Estoril, se anunció que Nigel Mansell dejaba Ferrari y, por supuesto, no se molestaría en ayudar a Alain Prost a ganar el campeonato. Al contrario, realmente hacía lo que él quería y, tal vez, ayudaba más a Ayrton que a Alain. Se le quitaron 10 vueltas a la carrera debido a un accidente, justo cuando Ayrton estaba perfilando su McLaren para recuperar la punta ocupada por Mansell. En el podio, Nigel también optó por ignorar a Prost y felicitó a Ayrton. Otra vez Alain estaba enojado y, después de la carrera, hizo algunos comentarios despectivos contra Ferrari, diciendo que la escudería italiana no se merecía el Campeonato Mundial, porque no sabía cómo manejar a un equipo en guerra contra McLaren.

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