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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

Confirmación (6 page)

—Nunca hablas de la Navidad con tu familia. ¿Tan malas son? —Sasha tuvo un fugaz recuerdo de su desafortunada entrevista con los Stoker y se arrepintió de su pregunta.

—Malas no. Simplemente son… vacías. Sin cariño, sin buenos sentimientos. Para nada parecidas a la que hemos vivido con los Andrew. Bueno, tal vez Ebenezer si encajaría en ellas bastante bien.

Sasha comprendió perfectamente lo que Tommy había querido decir.

—Olvidémoslas entonces. Ven aquí, no me apetece levantarme aún.

5

A mediodía la nieve de la noche anterior había sido despejada de la fachada de la casa y Sasha aprovechó para salir un momento. Hacía mucho frío pero no le importó. Recordaba que Alistair le había dicho que le gustaba sentir el frío cortándole el rostro y por unos momentos imaginó que el viejo empresario estaba junto a él.

Su vista abarcó la extensión de la propiedad. Aunque había estado sólo dos veces en Averbury, se sentía parte de ella y, a pesar de Ebenezer y sus desplantes, parte de la familia.

Estuvo de pie largo rato, como una estatua en medio del frío, y finalmente entró. Una oleada de calor le golpeó el rostro y sus pasos lo llevaron a uno de los salones, donde la chimenea encendida invitaba a holgazanear.

Tommy estaba allí, sentado en la alfombra, ayudando al pequeño Ariel a construir una torre de bloques. Estaba tan concentrado en lo que hacía que no reparó en su presencia. De pronto Ariel alzó la vista y exclamó:

—¡Tío
Chacha
! —Al ponerse de pie, tropezó y cayó. La torre se vino abajo.

—Todo lo que sube, tiene que bajar —sentenció Tommy con una sonrisa mientras Ariel corría hacia Sasha, que lo alzó al vuelo y le hizo cosquillas.

—Sin duda. —Guiñó un ojo, con claras alusiones sexuales.

—¿Dónde estabas? Ariel no paraba de preguntar por ti. Estoy celoso, te quiere más a ti que a mí —dijo con fingido reproche.

Sasha llenó de besos la carita de Ariel y lo depositó en la alfombra, sentándose también.

—Salí a tomar aire. A pensar un poco... —Hizo un gesto vago—. Recordaba a Alistair.

—Se nota el vacío por su ausencia, ¿verdad?

—Sí. Me parece estar oyéndolo hablar sobre el crecimiento de la industria... —Aprovechando que Ariel trataba de construir de nuevo la torre, le robó un beso a Tommy—. ¿Celoso? ¿Por qué estás celoso?

—Porque te quiere más a ti que a mí. —Hizo un puchero, aunque en el fondo no estaba hablando en serio—. Y yo soy su padrino…

—Tonto. —Sasha comenzó a indicar al pequeño cómo levantar la torre—. Así, Ariel. —Mostró—. Primero pon los bloques más grandes, luego los pequeños. —Alzó un bloque grande y se lo dio, luego se volvió hacia Tommy—. Nos quiere a los dos. Ariel, ¿quieres a tío Tommy? —preguntó

—¡
Zommy
! —exclamó Ariel, tendiéndole los bracitos.

Tommy lo cogió y lo levantó en el aire. Pegando su cara a la tripa del pequeño, empezó a hacerle cosquillas con la nariz y a fingir que lo mordía. El bebé empezó a agitarse y a reír a carcajadas.

Sasha se unió al juego y al poco rato los tres rodaron por el piso, riendo. En ese momento entró Ebenezer, pero no se dieron cuenta hasta que estuvo muy cerca de ellos.

—Aquí estáis —dijo—. Angel pregunta por Ariel.

—¿Dónde está Angel? —preguntó Tommy levantándose con el niño en brazos.

—Eh... arriba. Me crucé con ella y me preguntó si había visto a Ariel.

Sasha siguió recostado en la alfombra, mirando al mayor de los Andrew.

—¿Te pidió que se lo llevemos?

—No.

Tommy se giró como acunando al niño para darle la espalda a Ebenezer y miró a Sasha haciendo un gesto de desesperación. Ese hombre era capaz de sacar de quicio a cualquiera.

—Entonces lo llevaremos cuando terminemos de construir la torre.

Ariel balbuceó, tendiéndole los brazos a Sasha y él lo alzó, para sentarse en la alfombra de nuevo y continuar la construcción.

—Os gusta mucho jugar a los padres, ¿verdad? —preguntó Ebenezer.

—No jugamos a los padres, Ariel tiene ya unos padres magníficos. Nos gusta estar con él porque lo queremos y nos gusta compartir nuestro tiempo con él —dijo Tommy sin poderse contener.

—Ya. Claro. —Había una burla velada en la voz de Ebenezer—. Pues que os aproveche... Voy a buscar a Ginger.

Sasha lo miró alejarse y miró a Tommy que seguía de pie, desafiante. Por un momento pensó en lo que había dicho Ebenezer. «Jugar a ser padres» sonaba despectivo, pero a él le gustaba estar con Ariel y cuidarlo. Y si Tommy estaba a su lado, era mucho mejor.

—¿Se puede ser más tonto? —Tommy se sentó junto a Sasha—. Siempre está escupiendo veneno, si se muerde la lengua se envenena. Qué bicho es.

—Bah, no le hagas caso. —Sasha dijo algunas palabras en ruso y sonrió cuando Ariel tomó un bloque amarillo—. ¡Eso es! —Le acarició el cabello—. Me pregunto... ¿Te gustaría ser padre algún día?

—No lo sé, ¿crees que sería capaz de cuidar de alguien? No sé si soy lo suficientemente responsable. Me veo más de tío, la verdad. —Sonrió, analizándolo bien. Le gustaría ser padre, pero en cierto modo lo asustaba. Creía que ser un buen padre era realmente algo muy difícil.

Sasha recordó cómo lo había visto ayudar a Ariel y las veces que lo cuidaban juntos.

—Creo que lo harías bien. Además, no estarías solo.

—No, no… —Tommy descartó la idea con la mano—. Tú sí que serías un gran padre. Imagino que es el ejemplo que tuviste en casa. Tus hijos te adorarían y tú a ellos. —Sólo tenía que mirarlo con Ariel, era fantástico con el niño. Le encantaba verlos juntos.

Sasha se echó a reír.

—Sí, pero soy gay.

—Bueno eso no es un impedimento. Existe la adopción, la inseminación… incluso puedes tener una noche loca por ahí —bromeó.

Sasha rió, pero íntimamente el problema le preocupaba a causa de la última carta de su madre. Decidió dejarlo estar; era muy pronto para pensar en ello. En lugar de eso, se recostó en las piernas de Tommy, animando a Ariel que, muy concentrado, ponía las piezas con todo cuidado hasta que la torre estuvo lista y fueron a buscar a Angel para mostrársela.

Capítulo 4
1

El segundo fin de semana de enero, Sasha y Tommy fueron al apartamento de Richie, a quien no veían desde las vacaciones navideñas. Planeaban ver una película e ir al Heaven para celebrar (aunque con retraso) el cumpleaños de Tommy y su admisión a la Universidad de Kingston.

Vieron
9 semanas y media,
que Richie había alquilado luego de llamarlos herejes por no haberla visto en el cine y Tommy fue el que más la disfrutó. No se perdió detalle de la película, y después de provocarlos con sus toques, desapareció en la habitación del pelirrojo. Había tenido una idea y quería ponerla en práctica. Encontró lo que buscaba en el armario y procedió a crear ambiente.

Sasha se acomodó las gafas, mientras se estiraba como un gato en el sofá. Richie también se estiró mirando hacia la puerta entreabierta de su habitación.

—¿Dónde se habrá metido? —preguntó.

—Ni idea. —Sasha lo llamó a voces, pero nadie le contestó.

De repente se apagó la luz del salón y se encendió la del dormitorio. Segundos después comenzó a sonar
You can leave your hat on
de Joe Cocker.

—¿Tommy? ¿Qué estás haciendo, pequeño demonio? —preguntó Richie, gritando para hacerse oír en medio de la música.

Nadie respondió pero el contorno de una figura se dibujó en el marco de la puerta del dormitorio. Tommy vestido con un corto y ajustado picardías rosa pastel que le quedaba raro, pues no lo rellenaba del todo, se movía sensualmente al ritmo de la música, tocándose, acariciándose, deslizándose de una puerta a otra, como había hecho Kim Basinger en la película. El delicado camisón se transparentaba con la luz que venía de atrás y sus formas se adivinaban fácilmente. Todas sus formas, incluida la de entre sus piernas: bajo el camisón no llevaba absolutamente nada.

—¡Ay, Dios! —exclamó Richie sin quitarle ojo a la figura bailando. Era la viva imagen de la sensualidad y sintió que se endurecía con sólo mirarlo.

Sasha, junto a él, no dijo una sola palabra, pero lo miraba extasiado.

—¡Uy! Se me olvidó lo más importante —exclamó Tommy y desapareció, para segundos después volver a salir con un sombrero puesto, y volvió a bailar, jugando con él.

—Hemos creado un monstruo —susurró Sasha.

—¡Es genial! —Richie aplaudió con entusiasmo y arrojó una rosa roja de un jarrón a los pies del bailarín.

Tommy se agachó y tomó la rosa con dos dedos. Comenzó a jugar con ella, pasando los pétalos por la piel descubierta y luego sobre la suave tela en su pecho. Finalmente la tomó entre sus labios y se dirigió, con sinuosos movimientos, hacia los chicos en el sofá, le tiró la rosa a Sasha y el sombrero a Richie y, dándose la vuelta, comenzó a quitarse lentamente el camisón terminando de hacerlo justo en la puerta. Completamente desnudo y sin voltear, lanzó el camisón hacia atrás y desapareció en el cuarto junto con los últimos acordes de la canción.

Sasha tomó la rosa y Richie el sombrero y antes de que pudieran atrapar a Tommy, el camisón les cayó en la cabeza y los dos se miraron.

—¡A por él! —exclamó Richie levantándose de un salto. Sasha corrió a su vez, con el camisón en la mano y por su mente pasó el fugaz pensamiento de qué haría un camisón rosa entre las cosas de Richie, pero pronto lo olvidó, cuando encontraron a Tommy recostado en medio de la cama, con las piernas abiertas y una semierección entre ellas.

Richie cayó sobre él, devorando su boca, mientras el ruso lo acariciaba en todo el cuerpo, maravillado una vez más ante la total espontaneidad de Tommy en cuestiones de sexo.

—Si hubiera sabido que harías algo así, habría alquilado la película mucho antes —susurró Richie, dejando de besarlo un momento.

—Ahora pensarás dos veces antes de alquilar una película u otra, ¿no? —Tommy esbozó una sonrisa—. Qué le vamos a hacer, tengo mucha imaginación. —La sonrisa se volvió maliciosa.

—No tienes que decirlo. —Sasha le lamió provocativamente la cadera y jugó con la lengua, embriagándose con el olor de su piel—. Quizá si alquiláramos
Psicosis
, nos atacarías con un hacha. —Lo mordió despacio—. O si alquiláramos Drácula… —Volvió a morderlo.

—Norman Bates usaba un cuchillo enorme, no un hacha —replicó Tommy—. En cuanto a Drácula… esas pelis de Christopher Lee son divertidas, pero no soy muy fieles a la novela de mi tío. —Sonrió con suficiencia y se lanzó sobre Sasha para morderlo en el hombro con un poco más de fuerza de la necesaria.

—¡Auch!

—Algún día harán la película que el libro merece. Prepárame —pidió a Sasha mientras se deslizaba sobre el cuerpo de Richie para prepararlo a su vez. Estaba en uno de esos días en que quería ser el centro de todo.

Sonriendo por la actitud de Tommy, Richie se dejó hacer y abrió los brazos para acariciarlo y atraerlo a su lado. Había adorado a su Tommy inocente, pero adoraba más a su pequeño dragón, siempre dispuesto a dar y recibir placer. Y eso era algo que jamás le negaría.

Sasha, arrodillado en la cama, los miró fijamente, preguntándose si Richie sentiría lo mismo que él cuando estaba con Tommy.

—Sasha, apúrate.

—Tus deseos son órdenes. —Se estiró para coger el bote de lubricante que Richie siempre tenía listo para sus juegos, pero no deseaba usarlo aún… usaría primero la lengua.

Se acomodó de rodillas entre las piernas de Tommy, y separó lentamente sus nalgas, haciéndole anticipar sus intenciones. Era uno de sus momentos favoritos, con Tommy a su merced, deseándolo con cada gemido y movimiento de caderas.

—Oh, Sasha, vamos. —Tommy se agitó, ansioso, y volcó esas ansias en Richie, lamiendo toda su extensión con largos lengüetazos, preparándolo con rapidez.

—Hoy nos diste un gran espectáculo y vamos a demostrarte lo agradecidos que estamos —susurró Sasha, deslizando la húmeda lengua entre la hendidura que separaba las nalgas de Tommy y se detuvo haciendo círculos antes de llegar al punto más sensible—. ¿Te gusta?

—Me encanta —Tommy se giró, e instándolo a acercarse, se apoderó de su boca, mientras que sus manos seguían ocupadas dándole placer a Richie.

El pelirrojo lanzó un profundo gemido. Tommy lo llevaba hacia el límite con cada toque. Excitado con el baile, sólo deseaba sentir a su dragón amándolo.

Sasha se acercó a gatas y le dio un beso, antes de volver a su posición anterior, entre las piernas de Tommy. Estaba muy ansioso. Le había dado mucho morbo verlo vestido con un camisón transparente, que a pesar del detalle femenino no hacía mella en su masculinidad. Deslizó un dedo al interior de Tommy, seguido por otro, e inició el lento movimiento de tijeras, que sabía que lo volvía loco.

—¿Te gusta, precioso? Dime que te gusta —susurró.

—Me gusta… hmmm… me gusta mucho —respondió Tommy entre gemidos. Era obvio que le gustaba puesto que dejó a Richie por un momento y él pudo verlo cerrar los ojos y morderse los labios con el rostro contorsionado de placer.

—¿Qué hay de mí? —protestó con un mohín. Cuando esos dos estaban juntos se olvidaban del mundo y eso dolía a veces.

—Para ti también hay. —Tommy se deslizó sobre él, ubicándose entre sus piernas y besándolo con pasión.

Richie respondió ávidamente al beso y Sasha no perdió el tiempo: le puso a Tommy un condón y guió su miembro completamente erecto hacia Richie, presionando despacio.

—Dejadme hacerlo a mí. —Los dos gimieron a dúo mientras Sasha dirigía la penetración con cuidado, exitándose más conforme Tommy se adentraba en el ansioso cuerpo de Richie.

—Oh, Tommy…

—Espera… —Tommy onduló las caderas lentamente al tiempo en que lo penetraba. Sus ojos cerrados eran señal del placer que lo embargaba al sentir el cuerpo de Richie abrirse a él mientras que su propio cuerpo era dilatado con dedos ardientes y una lengua de fuego—. ¿Sasha?

—Sólo un poco más. —Sasha dedicó mucho más tiempo a prepararlo. Adoraba tenerlo así, ansioso, suplicándole que lo tomara. Sus dedos se movieron una vez más en movimientos circulares, hasta que finalmente no pudo contenerse más y sujetando con una mano la cadera de Tommy, retiró los dedos y lo comenzó a penetrar.

Fue un momento mágico donde todo parecía haberse detenido en la habitación y sólo se oían las respiraciones agitadas de sus compañeros que, completamente quietos, esperaban sus movimientos. Cerró los ojos mientras empujaba más para adentrarse completamente en su amado Tommy—. Precioso —susurró muy despacio antes de empezar a moverse, tomando el control.

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