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Authors: Dalton Trumbo

Johnny cogió su fusil (13 page)

Pero cuando cambias tus mujeres por todas las mujeres del mundo empiezas a defender a las mujeres en masa. Para hacer eso hay que pelear masivamente. Entonces nuevamente se está luchando por una palabra.

Cuando los ejércitos empiezan a movilizarse y ondean las banderas y brotan las consignas ten cuidado muchacho que no son tuyas las castañas que están en el fuego. Estás luchando por palabras y no estableces un trato honesto. No cambias tu vida por algo mejor. Te portas con nobleza y después de muerto las cosas por las que has cambiado tu vida no te servirán y es posible que tampoco le sirvan a nadie.

Tal vez no sea bueno pensar así. Hay muchos idealistas que dirían ¿hemos caído tan bajo que valoramos la vida por encima de todo? Con seguridad hay ideales por los que vale la pena luchar e incluso morir. De lo contrario somos peores que los animales y hemos caído en la barbarie. Entonces tú respondes de acuerdo seamos bárbaros siempre que no haya guerra. Defendamos los ideales mientras no me cueste la vida. Ellos dirán pero sin duda la vida no es tan importante como los principios. Entonces tú dices ¿ah no? Tal vez la suya no. Pero la mía sí. ¿Qué diablos es un principio? Especifíquelo y quédese con él.

Siempre hay gente dispuesta a sacrificar la vida ajena. Vociferan y hablan todo el tiempo. Se les puede encontrar en iglesias y escuelas y periódicos y legislaturas y congresos. Ese es su negocio. Hablan maravillosamente. Antes muertos que deshonrados. Esta tierra santificada por la sangre. Estos hombres que murieron, tan gloriosamente. No habrán muerto en vano. Nuestros nobles muertos.

Hummmmm.

Pero ¿qué dicen los muertos?

¿Acaso alguien uno sólo de los millones que mataron ha vuelto para decir Dios mío me alegro de estar muerto porque la muerte siempre es mejor que la deshonra? ¿Han dicho me alegro de haber muerto por la democracia? ¿Han declarado prefiero la muerte a la falta de libertad? ¿Alguno de ellos ha dicho alguna vez qué suerte que me han volado las tripas por el honor de mi país? ¿Alguno de ellos ha dicho alguna vez mirad estoy muerto pero he muerto por la decencia y eso es mejor que estar vivo? ¿Alguno de ellos ha dicho aquí estoy me he estado pudriendo dos años en una tumba extranjera pero es maravilloso morir por la patria? ¿Alguno del ellos ha dicho ¡viva! he muerto por la feminidad y me alegro veis cómo canto aunque mi boca está obstruida por los gusanos?

Sólo los muertos saben si vale la pena morir por todas esas cosas que suelen decirse. Y los muertos no pueden hablar. De modo que las palabras sobre nobles muertes sangre sagrada y honor y otras por el estilo las ponen en boca de los muertos los ladrones de tumbas y los tramposos que no tienen derecho a hablar en nombre de los muertos. Si un hombre dice antes muerto que deshonrado es un imbécil o un mentiroso porque no sabe qué es la muerte. No puede juzgar. Sólo sabe qué es la vida. Nada sabe acerca de la muerte. Si es un imbécil y cree que es preferible la muerte a la deshonra déjale que vaya y muera. Pero a todos los demás que están demasiado ocupados para luchar tendrían que dejarlos tranquilos. Y a todos los tíos que creen que eso de morir antes de perder el honor es una mentira que piensan que lo importante es la vida y no la muerte tendrían que dejarlos en paz. Porque los que dicen que la vida sin principios no vale la pena que hay que morir por los principios están todos locos. Y los tíos que aseguran que llegará el momento en que no podrás escapar y te verás en la obligación de luchar y morir porque en ello va tu vida también están locos. Hablan como tontos. Dicen que dos más dos no suman nada. Dicen que un hombre tendrá que morir para proteger su vida. Si aceptas pelear aceptas morir. Pero si mueres para proteger tu vida y de todos modos pierdes la vida ¿qué sentido tiene? Nadie dice me moriré de hambre para no morirme de hambre. No dice gastaré todo mi dinero para ahorrar mi dinero. No dice quemaré mi casa para evitar que se incendie. Por lo tanto ¿cómo puede estar dispuesto a morir por el privilegio de vivir? Por lo menos cuando se habla de vivir o morir debería usarse tanto sentido común como cuando se va a la panadería a comprar pan.

Y todos los tíos que murieron los cinco o siete o diez millones que murieron para salvaguardar la democracia en el mundo para salvaguardar palabras sin sentido ¿cómo se sintieron antes de morir? ¿Que sintieron al ver su sangre derramándose en el barro? ¿Cómo se sintieron cuando el gas invadió sus pulmones y comenzó a devorarlos? ¿Qué sintieron cuando yacían enloquecidos en el hospital y vieron el rostro de la muerte que venía a buscarles? Si aquello por lo cual luchaban era tan importante como para morir entonces también era suficientemente importante como para que pensaran en ello en los últimos momentos de su vida. Era razonable. La vida es excesivamente importante de forma que si la has entregado deberías pensar en los últimos momentos de tu vida a cambio de qué la has entregado. ¿De modo que todos esos chavales murieron pensando en la democracia y la libertad y el honor y la seguridad de la patria y para que vivan para siempre las estrellas y las franjas?

Tienes toda la razón. No pensaron en eso.

Murieron llorando como niños. Pensaron en el porqué de su muerte no en el motivo de su lucha. Pensaron en cosas que un hombre puede entender. Murieron añorando el rostro de un amigo. Murieron sollozando por la voz de una madre un padre una mujer un hijo. Murieron con el corazón destrozado deseando mirar una vez más el lugar donde habían nacido por favor una última mirada. Murieron gimiendo y suspirando por la vida. Sabían qué era lo importante. Sabían que la vida lo era todo y murieron en medio de gritos y llantos. Murieron con una sola idea. La idea quiero vivir quiero vivir.

El lo sabía.

El era lo más próximo a un muerto que había en el mundo.

Era un muerto con una mente que aún podía pensar. Conocía todas las respuestas que conocían los muertos y en las que no podían pensar. Podía hablar en nombre de los muertos porque era uno de ellos. Era el primero de todos los soldados que murieron desde que el tiempo es tiempo que conservaba un cerebro para pensar. Nadie podía discutir con él. Nadie podía demostrarle que se equivocaba. Porque nadie más que él lo sabía.

El podía decirles a todos esos hijos de puta charlatanes asesinos que pedían sangre cuán equivocados estaban. El podía decir señor no hay nada por lo cual valga la pena morir yo lo sé porque estoy muerto. No hay palabra que valga más que tu vida, preferiría trabajar en una mina de carbón en lo más profundo de la tierra y no ver la luz del sol y comer pan y agua y trabajar veinte horas por día. Preferiría eso antes que estar muerto. Cambiaría la democracia por la vida. Cambiaría la independencia el honor la libertad y la decencia por la vida. Os doy todo eso si vosotros me devolvéis la posibilidad de andar y ver y oír y respirar el aire y gustar de mi comida. Quedaos con las palabras, devolvedme la vida. No pido una vida feliz. No pido una vida decente o una vida honorable o una vida libre. Estoy más allá de eso. Estoy muerto de modo que simplemente clamo por la vida. Vivir. Sentir. Ser algo que se mueve sobre la tierra y no está muerto. Yo sé qué es la muerte y todos los que hablan de morir por palabras ni siquiera saben qué es la vida.

No hay nobleza alguna en la muerte. Ni siquiera cuando mueres por defender el honor. Ni aun cuando seas el gran héroe de la humanidad. Ni aun cuando seas tan grande que tu nombre nunca sea olvidado y ¿quién es tan grande? Lo más importante es la vida muchachos. Muertos no servís nada más que para los discursos. No os dejéis engañar más. No os deis por aludidos cuando os den palmadas en el hombro y os digan vamos tenemos que luchar por la libertad o cualquier otra palabra.

Sencillamente decid lo siento señor no tengo tiempo para morir estoy muy ocupado y luego daros la vuelta y corred como alucinados. Si os llaman cobardes no prestéis atención porque vuestra tarea es vivir no morir. Si hablan de morir por principios que son más grandes que la vida decid señor usted es un mentiroso. No hay nada más grande que la vida. No hay nada noble en la muerte. ¿Qué tiene de noble estar tendido en la tierra pudriéndose? ¿Qué tiene de noble no volver a ver la luz del sol? ¿Qué tiene de noble que te vuelen las piernas y los brazos? ¿Qué tiene de noble ser un idiota? ¿Qué tiene de noble quedarse ciego y sordo y mudo? ¿Qué tiene de noble estar muerto? Porque cuando usted está muerto señor todo ha terminado. Es el fin. Eres menos que un perro menos que una rata menos que una abeja o una hormiga que un pequeño gusano blanco que se arrastra sobre un montón de mierda. Usted está muerto señor y ha muerto por nada. Está muerto señor. Muerto.

LIBRO SEGUNDO
Los vivos
11

Dos por dos son cuatro. Cuatro por cuatro son dieciséis. Dieciséis por dieciséis son doscientos cincuenta y seis. Doscientos cincuenta y seis por doscientos cincuenta y seis pues bien de todos modos esa cifra es demasiado grande. Entonces es suficiente con dos por tres seis. Seis por seis treinta seis. Treinta y seis por treinta y seis mil doscientos noventa y seis. Mil doscientos noventa y diablos eso no servía. Sólo podía llegar hasta allí. Ese era el problema con los números se volvían tan grandes que no podías manejarlos y aun cuando pudieras no conducían a ninguna parte. Intenta otra cosa. El verbo yacer. Yo yazgo en la cama para dormir. Las flores yacen sobre la mesa. Hace tres horas que él yace allí. El libro yace sobre la mesa. Qué diablos ¿por qué no decir lo pongo sobre la mesa y a otra cosa? ¿Quién hay allí? ¿Quién está allí? ¿Hay alguien allí? De quién a quién a quién de quién qué
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. Entre nosotros. Así es mucho mejor. No hay nadie como ella. Ella no se parece a nadie. Nadie se parece a ella. Nadie como ella.

David Copperfield lo pasó muy mal y entró como aprendiz del señor Micawber que pensaba que todo saldría bien. Había una tía Dorrity o algo parecido. David huyó hacia ella. Su madre tenía grandes ojos pardos y era amable y Barkis permisivo. El padre estaba muerto. El viejo Scrooge era avaro y Tiny Tim decía Dios nos bendiga. Había un pudín redondo como una bala de cañón. Tiny Tim era lisiado. El último de los Mohicanos era iroqués. ¿Era o no era y cuando aparecía Polainas de Cuero?

Media legua media legua media legua por delante. Los seiscientos cabalgaban, hacia el valle de la muerte. Nobles seiscientos. Lo de ellos no era pensar. Era matar o morir. Nada más. Cuando el rocío cae sobre la calabaza y el heno en el pajar y se oye del gallo el cantar. No sirve. Quizás otra cosa.

Hay ocho planetas. Son la Tierra Venus Júpiter Marte Mercurio. Uno dos tres cuatro cinco. Tres más. No sabía. Las estrellas titilan y los planetas tienen una luz continua. No recordaba. No tendrás otro dios más que yo. No matarás. Honrarás a tu padre y a tu madre. No desearás el buey de tu prójimo ni su asno ni su criado ni su criada. No robarás. No cometerás adulterio. No es suficiente. Bienaventurados los humildes porque de ellos será el reino de los cielos. Bienaventurados los pobres porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que tengan hambre y sed de justicia porque ellos harán algo que él no podía recordar. El Señor es mi pastor no desearé. El me guiará hacia las verdes praderas. El me guiará hasta las frescas aguas. Unge mi cabeza con el óleo. Mi copa desborda. Sí. Aunque atraviese el valle de la muerte no sentiré temor ante mal alguno porque tu escudo me protege. Con seguridad la bondad y la misericordia me acompañarán todos los días de mi vida y mi morada será para siempre la casa del Señor. Eso estaba bastante bien. Hasta ahora era lo mejor.

Diablos el problema era que no sabía nada. Absolutamente nada. ¿Por qué no le habían enseñado algo que pudiera recordar? ¿Por qué no tenía algo en qué pensar? Ahí estaba y lo único que podía hacer era pensar y no tenía en qué. Lo único que podía recordar era su vida y eso no le servía. Lo único que le quedaba era su pensamiento y tenía que encontrar la forma de usarlo. Pero no lo podía usar porque no sabía nada. Cuando intentaba pensar era ignorante como un niño.

Si pudiera recordar un libro capítulo por capítulo podría leerlo y releerlo mentalmente. Pero no recordaba. Ni siquiera recordaba los argumentos. Por lo tanto mucho menos podía recordar los capítulos. Apenas recordaba un pequeño fragmento aquí otro allí. No era que se hubiese olvidado de cómo recordar. Sencillamente nunca había prestado atención así que no podía recordar nada que valiera la pena recordar. Era un hombre estaba vivo viviría mucho tiempo y tenía que hacer algo tener algo en qué pensar. Tendría que volver a empezar como un recién nacido y aprender. Tenía que concentrarse. Tenía que empezar por el principio. Debía comenzar con una idea.

Hacía mucho tiempo que la idea se había filtrado en su mente cuánto tiempo no lo sabía pero la idea era la siguiente que lo importante era el tiempo. Recordó que en el décimo año escolar según la historia antigua hacía mucho tiempo los primeros hombres antes de Cristo que empezaron a pensar habían pensado en el tiempo. Estudiaron las estrellas y se imaginaron la semana y el mes y el año para que hubiese alguna forma de medir el tiempo. Eso era muy ingenioso porque él tenía el mismo dilema y sabía que el tiempo era lo más importante del mundo. Lo único verdadero. Era todo.

Si uno puede llevar la cuenta del tiempo puede tener un dominio de sí y estar en el mundo pero si la pierde entonces también uno se pierde. Si la última cosa que le vincula a uno con los demás ya no existe uno se queda totalmente solo. Recordó que cuando el conde de Montecristo fue encerrado en una mazmorra subterránea en medio de la oscuridad llevaba un registro del tiempo. Recordó que Robinson Crusoe se cuidó muy bien de llevar una cuenta del tiempo pese a que nunca tenía citas. Aunque uno esté muy separado de otra gente si se tiene una idea del tiempo sigue en el mismo mundo que ellos eres parte de ellos pero si pierdes el tiempo los otros continúan y se adelantan y te quedas solo colgando en el aire perdido para todo y para siempre.

Lo único que sabia, era que el tiempo se detuvo un día de septiembre de 1918. En alguna parte hubo un aullido y él se zambulló en un refugio y cosas se borraron y perdió la noción del tiempo Desde ese instante hasta ahora había un lapso que jamás podría recuperar. Aun cuando a partir de ahora descubriera alguna forma de controlar el tiempo el que había transcurrido se había perdido para siempre y por ese motivo él siempre viviría atrasado con respecto al resto del mundo. No podía recordar nada después de la explosión hasta que despertó y descubrió que estaba sordo. Sus heridas eran muy graves y bien podía haber estado inconsciente dos semanas dos meses seis meses antes de despertar ¿cómo saberlo? Y después los desvanecimientos y los largos períodos entre uno y otro en que simplemente pensaba soñaba e imaginaba cosas.

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